¿Transmitir antes o después de partir? es una pregunta que se hacen todos los que deciden dejar huella. Cada opción tiene sus ventajas.
Transmitir antes de partir para fortalecer las relaciones con tus allegados
La voluntad de transmitir en vida es generalmente interpretada como la búsqueda de un nuevo diálogo, especialmente cuando el diálogo actual es inexistente o insatisfactorio. Cuando el diálogo es bueno, se puede utilizar para renovarlo. De hecho, su premisa es el reconocimiento de que tu tiempo se está acabando. Por lo tanto, puede ser una buena manera de hacer que tus seres queridos que no quieren verlo sean conscientes de que no eres eterno.
Transmitir en tu vida también puede ser una manera de recordar que todavía tienes tu lugar y algo que aportar, lo que tus hijos y nietos pueden tender a olvidar, atrapados en el torbellino de una vida cada vez más activa, donde la tecnología, factor de obsolescencia de los ancianos por excelencia, juega un papel cada vez más importante.
Hay muchos beneficios que obtener de un diálogo así renovado: relaciones más auténticas, más tranquilas y, por lo tanto, más satisfactorias. Relaciones sin tabúes que te permitirían tener las conversaciones esenciales que siempre has pospuesto, ¿y quién sabe? liberarte de lo no dicho o de algunos secretos bien guardados.
Sin embargo, existe el riesgo de ser decepcionado. Cuando transmites, el resultado nunca está garantizado. Al igual que con cualquier comunicación, la interpretación de tu mensaje se deja al destinatario. Por lo tanto, es vital reducir tus expectativas y ver cualquier beneficio como un verdadero regalo y no como una recompensa automática.
Transmitir después de partir para permanecer presente en la mente de tus allegados o hacer aclaraciones
La transmisión «después» puede consistir en preparar objetos de transmisión que sean entregados a sus destinatarios después de tu muerte. Obviamente el impacto es muy diferente.
Recibir un regalo en un evento especial unos meses o años después de tu desaparición sin duda será muy conmovedor e inolvidable para tus allegados. Tu satisfacción nacerá de tu capacidad para anticipar este evento.
También puedes utilizar la transmisión post mortem para hacer aclaraciones, es decir, explicar hechos pasados, algunas de tus decisiones nunca motivadas o malinterpretadas. Esto puede ser una oportunidad para pedir perdón, para expresar arrepentimiento, para reconocer errores o torpeza. No se trata de establecer un diálogo, ya que, por definición, la comunicación es unilateral.
Tiene sus ventajas: tu interlocutor sabiendo que no lo hiciste para obtener un beneficio puede dar más credibilidad a tu enfoque y puede agradecerte por no arrastrarlo a un debate.
Por supuesto, la contraparte es que te estás privando de la posibilidad de una respuesta que supere tus expectativas o de corregir el tiro si tu mensaje es malinterpretado. Ten cuidado, tu interlocutor también podría reprocharte haber elegido la no confrontación, por asentar tus verdades sin correr el riesgo de ser contradicho. El mensaje tendrá que ser pensado cuidadosamente.
¿Y por qué no hacer los dos?
Por lo tanto, es difícil tener una opinión clara sobre la cuestión del «antes o después». Cada caso puede conducir a una respuesta diferente.
Sin embargo, si necesitas hacer aclaraciones como lo descrito anteriormente, la mejor respuesta es probablemente buscar, tan pronto como sea posible, abrir un diálogo que pueda convencerte de que es posible hacer esta aclaración en tu vida. De lo contrario, siempre te quedará la otra opción…